En la historia de la televisión norteamericana de los noventa, ninguna familia era como los Conner. Una familia que se veía como cualquiera, tenía los mismos problemas que el resto, pero reía como ninguna otra. Los Conner regresaron a la pantalla chica luego de más de dos décadas de haberse transmitido el último capítulo de Roseanne, la serie de TV en la que se desenvuelve esta familia y cuyas primeras nueve temporadas se transmitieron entre 1988 y 1997.
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La décima temporada esperó 21 años y vaya que regreso. El 27 de marzo de 2018 se estrenó el primer capítulo y arrasó con los niveles de sintonía. Somos testigos, nuevamente, de que estamos en un periodo en donde revivir las viejas glorias de la televisión es un reto que se puede lograr. Roseanne es un ejemplo: lo que creíamos el último capítulo se emitió el 20 de mayo de 1997 y fue seguido por 16 millones de telespectadores. La serie regresó el 27 de marzo de 2018 a las pantallas de la cadena ABC y sus dos primeros episodios promediaron 15,2 millones de televidentes frente a la TV, rompiendo récords de audiencia recientes.
No ha sido ni la primera ni la única serie de televisión que se ha producido y transmitido nuevamente, luego de muchos años sin estar en la televisión. Entre las más recientes continuaciones de series -que se difieren de los remakes en donde, por lo general, cambia el reparto- podemos recordar Expedientes Secretos X, The Gilmore Girls o Full House. En el caso de Roseanne ha habido una fórmula que ha funcionado muy bien, hasta ahora, y que no ha defraudado ni a los televidentes ni al canal ABC. Aquí te la explico:
El equipo original
Los actores son el primer ingrediente que es evidente en esta fórmula exitosa. Están reunidos los protagonistas originales interpretando los mismos personajes y el show tiene parte del antiguo equipo de producción haciendo lo suyo.
Nos estamos reencontrando con los Conner del siglo XXI: los esposos Roseanne Conner (interpretado por Roseanne Barr) y Dan Conner (John Goodman), sus dos hijas –ya no adolescentes- Becky (Lecy Goranson) y Darlene (Sara Gilbert), el hijo pequeño DJ Conner (Michael Fishman), acompañados de Jackie, la hermana de Roseanne -en la ficción y vida real- (Laurie Metcalf) y Sarah Chalke, que también había actuado en la serie cuando tuvo que sustituir a Goranson y ahora interpreta otro papel. Hay nuevos personajes, como los nietos de Roseanne, y participaciones especiales que capturarán más televidentes.
Aparentemente, la idea de hacer la continuación de la serie fue de la propia Roseanne cuando coincidió con John Goodman y Sara Gilbert en un sketch de un programa de televisión norteamericano. Allí interpretaron sus viejos personajes y se dieron cuenta de que podían funcionar nuevamente. Pienso, además, que se percataron de que la química era igual, así como cuando dejas de ver por mucho tiempo a un amigo y la relación sigue intacta cuando lo vuelves a ver. Adicionalmente creo que los actores, y en todo caso los primeros involucrados en la nueva temporada, habrán también tenido mucha seguridad –y fe- en volver a lograr el éxito que tenía el show de los noventa.
La nostalgia que busca prestigio
A la corazonada de los primeros involucrados, le debemos sumar la nostalgia y la curiosidad de los televidentes por saber qué pudo haber pasado con los miembros de esta desordenada y particular familia, a lo largo de los años, en sus ficticias vidas.
La industria de la televisión ha sabido responder a esas inquietudes y las continuaciones de programas luego de mucho tiempo sin ser producidos o transmitidos -junto a los remakes, spin off, secuelas y precuelas- pareciera que se tratara de una moda instalada en la televisión. Esto responde, además, a la época de oro de las series de televisión: las cadenas compiten por ofrecer series de calidad como nunca antes e incluso consagrados directores y actores de Hollywood aceptan trabajar en la pantalla chica buscando más prestigio.
La trama de los actores
Al tratarse del reparto original, es lógico que los guionistas se hayan preocupado por contar lo que le ha pasado a cada personaje en estos 20 años. En lo que se creía el último capítulo de Roseanne, en 1997, todos pensábamos que Dan, el esposo de Roseanne, había fallecido. Por eso en la nueva Roseanne se explica las razones por las que sigue con vida.
Por otra parte, en el transcurso de estas dos décadas, los actores han continuado con sus carreras y labrado éxitos profesionales. Por ejemplo, Johnny Galecki, el famoso Leonard en The Bing Bang Theory, tiene una participación especial en el show. En la Roseanne de los noventa, Galecki interpretaba al novio del personaje Darlene (la hermana del medio) y a su vez era hermano de Mark Healy (Glenn Quinn, fallecido en 2002 a los 32 años, y a quien ya le rindieron un homenaje en los nuevos capítulos).
En lo que a esto respecta, los productores de la comedia también se encargaron de resolver la desaparición física de Quinn. Como el personaje Mark era el novio de la hermana mayor Becky, en vez de sustituir al actor por otro, los guionistas de Roseanne decidieron presentar como una joven viuda a Becky. Y es que en 21 años pueden pasar tantas cosas.
El ingrediente esencial: la empatía
Aun cuando los factores que mencioné pueden ser importantes, pienso que el ingrediente esencial del éxito de Roseanne es el siguiente: sigue haciéndose uso de la empatía en la serie, es decir, se utilizan los sentimientos de identificación con algo o alguien, y en este caso es que se continúa haciendo referencia a la situación política y social de los Estados Unidos de América.
Si bien se trata de una comedia, en la que se usa con frecuencia el sarcasmo y la ironía, el programa de los noventa abordaba problemas comunes de la gente y temas tabú para aquel entonces en los shows de TV: deudas, alcoholismo, drogas, sexo, embarazos adolescentes, problemas raciales, violencia doméstica, entre otros. Ahora tampoco se ha hecho la vista gorda ante los conflictos de la sociedad norteamericana, aun cuando tanto esta como la televisión hayan cambiado radicalmente.
Esta vez, en Roseanne se ha comenzado apostando por tocar las divisiones políticas en las familias. Se debe recordar, tal y como lo hace la el sitio web fueradeseries.com, que desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, varios shows televisivos han hecho algún comentario al respecto.
“Roseanne es también una de las series de la era Trump, pero su caso es particular por dos razones. La primera, es que a diferencia de todas las ficciones anteriores, su protagonista votó por el presidente electo. La segunda, que la actriz que la interpreta también lo hizo”, señala la página web mencionada.
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Por supuesto que esto ha generado polémicas y un debate al respecto. Por una parte, algunos opinan que puede generarse un rechazo al show y otros dicen que los simpatizantes de Trump serán espectadores fieles. En todo caso, ha sido una estrategia para seguir atrayendo más audiencia, aun cuando de acuerdo con lo relatado por el sitio web fueradeseries.com, la productora ejecutiva de la serie, Sarah Gilbert, aseguró que el tema Trump no se volverá a mencionar en lo que resta de temporada.
Si bien reconozco que me divierte el humor negro que siempre se ha usado en el lenguaje de esta comedia, debo aclarar que evito usar este tipo de humor en mis relaciones con las demás personas. Por una parte no es mi estilo y por otro lado puede resultar muy grosero o maleducado. Pienso que el humor negro pocos lo saben manejar y es mejor dejarlo para la televisión.
Lo cierto es que la nueva Roseanne acapara audiencias y la cadena que la transmite, ABC, se complace. “Roseanne: el mismo elenco con nuevos episodios”, ha sido la frase que usaron en los anuncios de esta décima temporada y debemos esperar que termine para dilucidar, finalmente, cuáles fueron las poderosas razones de su éxito.